Conformidad: el mal menor

El Barça, mediante resolución de su junta directiva, ha decidido alcanzar un acuerdo con el fiscal y el abogado del Estado para que se dicte una sentencia de conformidad, sin juicio oral, en el caso Neymar. Sí: es una sentencia condenatoria para el club por delito fiscal. Es natural que cueste admitirlo. Sería la primera vez que se condena a una entidad deportiva del prestigio del Barcelona. ¿Por qué aceptar una condena? ¿Por qué no ir a juicio y defender que el club no ha defraudado? Además, algunas voces discrepantes han presentado el acuerdo como un cambio de cromos: el fiscal y el abogado del Estado han entregado la absolución del ex-presidente Rosell y del presidente Bartomeu y, a cambio, el club se ha inmolado, aceptando su propia condena. Quienes afirman esto demuestran dos cosas: que buscan por encima de todo desacreditar a los dirigentes del club, y que no saben cómo funcionan los órganos del Estado. ¿Creen seriamente que, si el fiscal y el abogado del Estado tuvieran garantizada la condena penal de Rosell y Bartomeu,los dejarían libres a cambio de una condena al club? ¿Que no intentarían meterlos en prisión?

¿Creen seriamente que si se tuviera garantizada la condena penal de Rosell y Bartomeu los dejarían libres?

Las cosas son muy distintas. Lo cierto es que el fiscal de la Audiencia Nacional solicitó inicialmente la imputación sólo del club. Ello fue extraño. Normalmente se imputa simultáneamente a la persona física (directivo) y a la persona jurídica que se considera penalmente responsable, junto a ella, del delito. Pero en el caso Neymar no fue así. En su día, el club decidió realizar una regularización de la cantidad reclamada por Hacienda, pero llegó tarde. Su regularización voluntaria se produjo con posterioridad a su imputación. Así, pasó de tener un efecto de exención de la responsabilidad, a tener un efecto de atenuación. En cambio, dicha regularización sí tuvo efecto de exención de responsabilidad para Rosell y Bartomeu, que fueron imputados mucho después.

Esto significa: Por un lado, que Rosell y Bartomeu,aunque la acusación contra ellos prosiguiera hasta juicio, nunca estarían en situación real de riesgo de condena; por otro lado, que ­en cambio­ el club sí se encontraba en riesgo de una condena. La disyuntiva era: o el Barça se arriesgaba a ir a juicio, afrontando penas de decenas de millones de euros, la pérdida de la posibilidad de obtener subvenciones o ayudas públicas, del derecho a gozar de beneficios o incentivos fiscales; o bien se alcanzaba un acuerdo, abonándose una multa de unos 5 millones. Sin juicio, sin presión mediática, sin recursos que alargarían el tema años. Se ha optado por lo segundo. Un mal para el club, desde luego; pero bastante menor.

Pau MOLINS, socio director de Molins & Silva, Defensa Penal

Update cookies preferences